Los ataques epilépticos o convulsiones son más frecuentes en perros que en gatos. No son una enfermedad específica sino un signo clínico. Los ataques pueden ser secundarios a alteraciones metabólicas, exposición a tóxicos, procesos que afectan directamente al sistema nervioso central (SNC).
· ¿Qué es un ataque epiléptico?
Un ataque epiléptico es la manifestación clínica de un exceso de actividad eléctrica hipersincrónica de neuronas de la corteza cerebral.
· ¿Qué es el umbral de epilepsia?
Existen factores de susceptibilidad genéticos que provocan que un individuo sufra ataques epilépticos como respuesta a ciertos acontecimientos desencadenantes.
El umbral epiléptico disminuye por la noche por ejemplo. En estos individuos, los ataques pueden estar provocados por alteraciones en la actividad de las neuronas o neurotransmisores o estímulos ambientales que no producen ataques a un individuo normal.
· ¿Qué fases presentan los ataques epilépticos?
Los signos externos de un ataque epiléptico pueden ser muy variados, y pueden ser que un propietario pueda observar todas las fases o únicamente una de ellas. Se pueden separar 4 fases:
- PRODROMO: desde días a horas antes del ataque. Consiste en alteraciones del comportamiento como ansiedad, inquietud, vocalización, búsqueda de atención o tendencia a esconderse.
- PREICTUS O AURA: desde horas antes a segundos antes del ataque. Corresponde a la actividad eléctrica anormal inicial de un ataque antes de que los signos externos aparezcan. Los perros pueden buscar al dueño o esconderse, vomitar o ladrar. En gatos es común ver cambios de comportamiento, como agresividad, signos de miedo, dilatación de las pupilas, correr sin rumbo, esconderse, maullar, gruñir o bufar.
- ICTUS: Es el ataque en sí. La duración suele ser entre varios segundo a pocos minutos.
- POSTICTUS: Aparece inmediatamente después del ictus, suele durar pocos minutos pero puede extenderse hasta varios días. Se pueden observar varios signos neurológicos transitorios como: desorientación, marcha compulsiva, ataxia, debilidad, nerviosismo, ceguera, sordera y beber o comer más.
· ¿Qué tipo de ataques pueden presentar?
Lo ideal para que el veterinario pueda apreciar cómo es el ataque es grabarlo en video.
o FOCALES:
Los signos reflejan la actividad anormal en un área del hemisferio cerebral. Se observa actividad motora o alteraciones del comportamiento. La actividad motora puede aparecer en cualquier parte del cuerpo y puede evolucionar a un ataque generalizado. Pueden ser simples o complejos, en función de la pérdida o no de la consciencia. Generalmente, se manifiestan con movimientos anormales de los músculos faciales, o de una extremidad, o rotaciones repetidas de la cabeza hacia un lado.
o GENERALIZADOS:
- TÓNICO-CLÓNICO: Es el más común, el animal cae de lado en postura de opistódomos (Extremidades anteriores en extensión, rígidas debida a la contracción sostenida de los músculos, y el cuello desviado hacia atrás). En un tiempo variable aparece la fase clónica, en la cual se observan contracciones rítmicas de los músculos que se manifiestan como sacudidas y contracción de los músculos masticadores o faciales. La respiración puede ser irregular y los signos autonómicos son: sialorrea (babeo), dilatación de las pupilas, micción y defecación. Se puede observar pedaleo justo después del ataque. En ataques leves no se aprecia la pérdida de la consciencia.
- TÓNICOS: Rigidez muscular sin fase clónica.
- CLÓNICOS: Movimientos de flexión y extensión de las extremidades y sacudidas, sin componente tónico.
- ATÓNICOS: Pérdida agua del tono muscular, son de corta duración y muy poco frecuentes.
- ATAQUE AISLADO O AUTOLIMITANTE: ataque epiléptico de menos de 5 minutos, que cesa espontáneamente. Son los más frecuentes.
- ATAQUES EN CLUSTERS O EN RACIMO: Dos o más ataques en menos de 24 horas, con recuperación de la consciencia entre ataques.
- ESTADO EPILÉPTICO O STATUS EPILEPTICUS: Ataques continuos. Se define como un ataque epiléptico continuado de duración superior a 5 minutos, o dos o más ataques sin que exista recuperación completa de la consciencia.
· ¿Cómo llegar a un diagnóstico?
Para diagnosticar una epilepsia genética (anteriormente idiopática) es necesario descartar causas extracraneales e intracraneales de los ataques, es decir descartar una epilepsia sintomática.
Las causas que pueden provocar una epilepsia sintomática varían desde tumores, lesiones vasculares, inflamatorias o infecciosas, traumatismos recientes o antiguos, procesos degenerativos, anomalías congénitas, tóxicos y otras causas metabólicas (hipotiroidismo, hipertiroidismo, problemas renales o hepáticos, hipoglucemia o alteraciones electrolíticas entre otras.)
Es necesario la realización de pruebas para obtener un diagnóstico, tales como:
Analítica sanguínea completa, análisis de orina. Pruebas para valorar la glándula tiroidea. Presión arterial. Análisis toxicológico si el veterinario sospecha de tóxicos, y finalmente pruebas de más precisión como la resonancia magnética o TAC craneal.
· ¿Cómo trataremos a nuestro animal?
El objetivo del tratamiento es reducir la frecuencia y la gravedad de los ataques epilépticos sin producir efectos adversos graves. Sin embargo, es improbable llegar a conseguir una remisión completa sin que aparezcan efectos secundarios que alteren de forma significativa la calidad de vida del paciente o del propietario.
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