La endocardiosis mitral y tricúspide en el perro. ¿Qué es?

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Las válvulas mitral y tricúspide son las válvulas que separan las aurículas izquierda y derecha de los ventrículos izquierdo y derecho respectivamente. Estas válvulas actúan en un único sentido, es decir, permiten el paso de la sangre desde las aurículas hacia los ventrículos e impiden que ésta vuelva atrás.

La degeneración mixomatosis de las válvulas mitral y / o tricúspide es un proceso degenerativo que no va asociado a inflamación ni infección. Con el paso del tiempo, estas válvulas se ha «malformado» como consecuencia de la degeneración.

Actualmente, se piensa que en razas pequeñas de perros la causa de la enfermedad es de tipo hereditario.

La degeneración valvular mixomatosa de la válvula mitral y tricúspide es la cardiopatía adquirida más frecuente en el perro, caracterizada por un proceso degenerativo no infeccioso de las válvulas, cuyo signo patognomónico es la presencia de un soplo de regurgitación mitral y tricúspide En caninos la válvula sufre un proceso degenerativo, conocido como degeneración valvular mixomatosa, también denominado endocardiosis mitral.  La incidencia aumenta con la edad (8-11 años) y afecta mayoritariamente perros de raza pequeña pero también puede presentarse en perros de raza mediana grande en edad avanzada.

La etiología de la degeneración valvular, hasta el momento se encuentra poco clara, existen varias teorías al respecto, algunos autores sugieren como causa, un factor poligénico hereditario, basándose principalmente en estudios realizados en la raza Cavalier King Charles Spaniel y Daschunds.

Imagen ecocardiograficas de un perro con endocardiosis mitral avanzada obtenida desde el lado izquierdo. Es evidente la regurgitación mitral (mosaico rojo, verde, amarillo, azul) que corresponde al soplo auscultado durante la visita.

La lesión principal es un engrosamiento de las valvas afectando la capacidad de cierre. Esto causa un reflujo de sangre del ventrículo al atrio. Cuando el proceso avanza en el tiempo los mecanismos de compensación se ven desbordados y empiezan a verse los síntomas.

Radiografía torácica de un perro normal, que muestra una silueta cardiaca normal.

Radiografía torácica de un perro con endocardiosis mitral y tricúspide avanzada que muestra un corazón más grande, que ocupa más espacio en el tórax, con elevación de la tráquea y dilatación atrial izquierda.

A la auscultación, los pacientes con endocardios mitral, presentan un soplo más audible a nivel del área mitral. Este soplo es producido, por el brusco pasaje de sangre desde el ventrículo a la aurícula. En casos de que presentan edema pulmonar se pueden auscultar crepitaciones pulmonares y el paciente se presentará con disnea o taquipnea. En los casos avanzados se pueden detectar varias formas de arritmias

A finales del 2009 el Colegio Americano de Medicina Interna Veterinaria (ACVIM) publicó un consenso en el cual se proponen los las líneas de diagnóstico y tratamiento de la enfermedad valvular degenerativa.

-CLASE A: Dentro de este grupo se incluyen los animales con alto riesgo de tener fallo cardiaco pero que al momento del examen clínico no presentan ninguna anormalidad estructural (ausencia de soplo cardiaco). Se incluyen animales en los cuales se ha establecido una condición genética para desarrollar la EVD como los Cavalier King Charles Spaniel.

-CLASE B1: Aquí se incluyen a los animales que tienen una anormalidad estructural que indica la presencia de endocardiosis mitral, pero nunca han tenido signos clínicos de falla cardiaca. Estos pacientes se reconocen ya que al examen clínico se escucha un soplo de regurgitación en el hemitórax izquierdo con irradiación hacia el ápice. En las radiografías y ecocardiografía no evidencian dilatación cameral.

-CLASE B2: Aquí se incluyen a los animales que tienen una anormalidad estructural que indica la presencia de endocardiosis mitral, pero nunca han tenido signos clínicos de falla cardiaca. Estos pacientes se reconocen ya que al examen clínico se escucha un soplo sistólico en el hemitórax izquierdo con irradiación hacia el ápice compatible con lesión en la válvula mitral. En las radiografías y ecocardiografía se evidencian dilatación de ventrículo y atrio izquierdo.

-CLASE C: Los pacientes incluidos dentro de este grupo tienen una anormalidad estructural y han tenido signos clínicos de falla cardiaca o se presentan con ellos. Sin importar si hay resolución parcial o completa de la sintomatología los animales permanecen en este estadio y no regresan a la clase B. Estos pacientes pueden llegar en una crisis congestiva la cual compromete su vida o también en condiciones estables que necesitan tratamiento crónico.

-CLASE D: Estos pacientes son aquellos que se han vuelto refractarios a los tratamientos instaurados para la clase C de falla cardiaca.

El tratamiento de la endocardiosis mitral no se recomienda en las clases A y B1.

En fase B2 recientes estudios sugieren un beneficio en el tratamiento con pimobendano. Si bien la eficacia clínica (efecto sobre el tiempo de aparición de signos de insuficiencia cardíaca congestiva) y la seguridad de la terapia inodilatador en los perros de clase B aún no está completamente dilucidada.

 En fase C se recomienda tratamiento de emergencia en caso de crisis y un manejo ambulatorio crónico en casa. El tratamiento de emergencia prevé aliviar los signos clínicos mediante la regulación del estado hemodinámico del paciente, optimización de la precarga, postcarga, frecuencia cardíaca y contractilidad del miocardio, para aliviar los signos clínicos asociados con el aumento de las presiones venosas y del bajo gasto cardiaco.

 Los pacientes en fase D refractaria muchas veces necesitan combinar varios diuréticos para bloquear la nefrona en diferentes puntos. Cada paciente es afectado por diferentes condiciones particulares y responde diferente a los medicamentos instaurados.

Desafortunadamente no se cuenta con un modelo en el cual se pueda predecir un tiempo aproximado de sobrevida de los pacientes con endocardiosis mitral. En línea general pacientes de pequeño tamaño toleran mejor la enfermedad respecto a pacientes más grandes. De todo modo son muchos los factores moleculares, celulares y sistémicos que intervienen en la enfermedad y que dificultan la generalización del tiempo de vida de los pacientes. Por esta razón y con el hecho de que la enfermedad puede ir avanzando sin presentar signos clínicos se recomienda establecer programas de prevención en los cuales se detecte tempranamente la enfermedad y sus síntomas clínicos.

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